domingo, 18 de enero de 2009

MISCELÁNEA: Aquí está pasando algo... y muy gordo

Estas señoras, vestidas de negro y con puntillas, pertenecen a la Corte de Honor de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid y existen desde 1912. Bueno, todas no, suponemos...

La foto que las retrata corresponde a la misa celebrada por D. Antonio María Rouco Varela con motivo de la Patrona de Madrid en 2005, año de este siglo. Entre esta foto y la de Doña Soraya Sáenz de Santamaría sólo han transcurrido 38 meses.

Avisados están. Aquí está pasando algo... y muy gordo. Y mientras el personal distraído con Obama y discutiendo sobre si los cobardes deben o no dimitir. Este país no tiene remedio.

miércoles, 14 de enero de 2009

DIARIO DE UN CONCEJAL: Retortijón en la cabalgata.

Ha pasado una semana y todavía me duele. Vamos, me duele tanto que tengo que llevar una faja.

Fui uno de los tres elegidos para Rey Mago de la cabalgata y eso es como pasar a la posteridad, un hito en la biografía de un concejal. Al principio hace ilusión y es bonito, pero luego la cosa se complica. Que si visitas a los ancianos de la localidad, que estarán rijosos pero saben que los reyes son los padres y se toman a chufla la cosa con coñas como “yo soy republicano y no me gustan los reyes aunque sean magos”, “a ti te conozco y sigues tan gandul como de pequeño”... Y los niños, qué voy a decir de los niños. Pues que no hay quien aguante dos horas sentado preguntando estupideces a las criaturas mientras sus padres te dejan medio ciego con los flashes de las fotos. Y todo eso después de dos horas de maquillaje, peluca, barba y el calor que pasas, porque en los asilos y en los hospitales cuecen a los clientes para matarles los miasmas.

Pero lo bueno es la Cabalgata. Mi sorpresa fue cuando me dieron un pañal gigante con la excusa de que no me podía bajar en todo el recorrido y que me lo pusiera por mi bien. Claro un rey y además mago no se va a bajar de la carroza para entrar a mear en un bar. Y es que aquí, como en cualquier sitio de España, tienes que mear en los bares.

Yo regio en mi trono y aquella chusma de votantes cogiendo caramelos con cara de miserables, sobre todo los jubilados que se llevan una mierda a casa con tal de que sea gratis. Pero cuando uno lleva un par de horas en la carroza nota el cansancio de brazos con el ejercicio de lanzar las golosinas. Luego entra sed. Uno es inteligente y precavido y me había "mercao" una botella de dos litros de cubata y libaba el néctar de ron con una goma que llevo en el coche por si tengo que tomar prestada gasolina alguna vez. Por debajo de la barba no se notaba.

Con el hambre el problema fue mayor. Me lleve un poco de salmón ahumado envasado al vacio, que me gusta mucho y que según mi mujer como está ahumado mata el mono del tabaco. Se lo debe haber oído al Chumari o como se llame el tío ese. El primer trozo de salmón se me pegó a los pelos de la barba, con lo cual no había quien se lo metiera a la boca ni quien lo despegara. Tuve que tirar fuerte y el trozo de salmón salió en dirección a la gente. ¡Queremos más salmón pero en paquete! ¡Qué griterío! Y venga arremolinarse la multitud junto a la carroza pidiendo más.
Así que tuve que ir lanzándoles trocitos de salmón para que se contentaran. Para qué lo haría.

Pero lo peor estaba por llegar. EL RETORTIJÓN. Tan agudo y penetrante que me dejó lívido. El primero lo pasé mal que bien, pero con el segundo me tuve que levantar del trono, trono inútil por otra parte, y apretar los glúteos para contenerme. Pensaba el gentío que me ponía en pie para saludar y yo cada cinco minutos me erguía temblando y todos aplaudían y pedían más salmón. Así durante una hora con las cámaras de televisión grabándolo todo. Espeluznante.

Cuando terminó la cabalgata no me dio tiempo a llegar a un retrete, y detrás de la cueva del nacimiento, junto a la pared de la iglesia, escondido en la retama del belén, solté un taponazo de órdago. Quedó bien porque la gente creyó que la mula y el buey eran unas figuras tan realistas que hasta olían a cuadra. Ahora, después de probar el pañal, admiro a Concha Velasco.

viernes, 2 de enero de 2009

DIARIO DE UN CONCEJAL: Mis presupuestos, por supuesto

Estoy de acuerdo con todos: no se puede tolerar que hayamos comenzado el año y todavía no tengamos los presupuestos aprobados, importante asunto para la subida de salarios, entre ellos el mío.

Pero, sabiendo que esto ocurre en muchas localidades de España, por no decir que en casi todas, el asunto tampoco es para tanto. Y estoy pensando que la oposición tiene mucha culpa. Con lo fácil que sería ir al pleno y decirle al que gobierna que lo hace muy bien, aprobar las cuentas con los votos de la mayoría y aceptar que el que gana las elecciones hace lo que le sale de las/os ... elecciones. Es decir: estas son las cifras, las vamos a usar para lo que queramos y nos vamos a endeudar en muy poco (que es bastante, por cierto). Pues no, a la oposición no se le ocurre otra cosa que sacarle punta a todo y los demás, encima, como asnos, a negociar. Así no avanzamos, no hacemos ciudad.

Estoy pensando que la oposición tiene muchos compromisos. Que si un polideportivo aquí, que si un parque allá, que si unos pisos (bueno, muchos pisos, caros) más lejos, que si un camino por allí (por cierto, por donde vive uno de sus concejales en un chalet que ya me gustaría a mí saber de dónde lo ha sacado). Total, que no hacen más que poner pegas sabiendo que no van a sacar tajada, de momento. ¡Y lo que revoluciona el dueño del periódico –que por cierto es constructor- con estas gaitas!. He llegado a pensar que es lo único que les interesa, para que vean sus amigos que se preocupan por ellos y les puedan seguir votando en las siguientes elecciones.

Y todo esto sin hablar de las reuniones de nuestro grupo para preparar los presupuestos, que parece que todos han nacido en el extrarradio, cosa que puede que hasta sea verdad. ¡Hala!, todos a pedir. Y mira que les digo yo que esto no es como en Inglaterra, donde cada diputado tiene una circunscripción o un barrio y se lo tiene que currar de lo lindo. Aquí no. En cuanto salen concejales por una barriada se compran una casa cara en otro sitio.
Yo estoy con el alcalde, como siempre, que para eso es el que manda. Para qué queremos polideportivos si nosotros no vamos a hacer deporte. Para qué queremos guarderías si nuestros hijos ya tienen veinte años, para qué queremos parkings, si vamos siempre en coche oficial. Lo que tenemos que construir son buenas cárceles, buenos hospitales y buenos cementerios, porque iremos a parar a alguno de esos lugares. Y lo demás son milongas. Además si los ciudadanos copian nuestras costumbres también irán a estos sitios.