sábado, 20 de diciembre de 2008

DIARIO DE UN CONCEJAL: Un día de aguinaldo

Mis compañeros de partido me tienen agobiado. Me han dado la gran responsabilidad de elegir el regalo que va a hacer el Ayuntamiento a los funcionarios y, no se vayan a creer, es muy difícil. He descartado un juego de bolígrafos porque ya se los llevan durante todo el año. Bueno, cuando más se los llevan es en septiembre, junto a los tacos de folios y los cuadernos. Debe tener algo que ver con la vuelta al colegio de los niños, pero no estoy muy seguro.

Jamones y chorizos tampoco los veo muy apropiados ya que durante todo el año entran con mucha facilidad en el Ayuntamiento. Será para agradecer que algún expediente se tramite con más rapidez de lo habitual. Es decir, que se tramite en fecha.
Un libro como regalo lo he descartado, porque lo normal es que se lo lean aquí. Y algunos tienen varios atrasados, tal y como se ve en los montones de las mesas. La billetera tampoco me parece un regalo adecuado porque pensarían que el alcalde se está riendo de ellos. No entiendo por qué, pero la verdad es que no hacen mas que quejarse del dinero que cobran. Y eso que en invierno tienen calefacción, máquina de café barata y aire acondicionado en verano. Vamos, lo que no tengo yo en mi casa (me refiero a la máquina de café).

Un bono del supermercado creo que no es conveniente. O igual sí, vista la frecuencia con la que salen a las mañanas, después de tomar café, y entran con las bolsas repletas de vegetales y carne, que huele el Ayuntamiento que parece el mercado central. El otro día pensé si podría existir un mundo sin funcionarios, un mundo donde los ciudadanos hagan sus gestiones desde casa. Se lo comenté a un compañero de partido y me dijo que no desayunara con anís. Así que, después de pensarlo detenidamente, voy a proponer a mi grupo que les regalemos un día libre. A nosotros no nos cuesta nada, ellos se van a poner muy contentos, tampoco se va a notar mucho si no vienen y nos van a tener en mucha consideración para las siguientes elecciones. Y, encima, a los sindicatos les pasamos por la izquierda.

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