viernes, 23 de abril de 2010

DIARIO DE UN CONCEJAL: Ya no hay falangistas


En nuestro ayuntamiento no hay falangistas. Pero los hubo hasta que todos se convirtieron en “demócratas de toda la vida”. Yo he repasado los archivos y mientras mandaba Franco no hubo ningún comunista ni ningún socialista como concejal. Ahora tampoco hay concejales de Falange. Vaya lo uno por lo otro.
Mientras que el abuelo de una señora que baila en la tele enseñando sus muslazos lo que hacía era evitar la desaparición de los rojos guardándolos en la mazmorra fría, sus seguidores se han convertido en liberales y ya ni se acuerdan de lo que eran las J.O.N.S.
Eso sí, cada vez que alguien pretende quitar un símbolo franquista hay cabreo, si el ayuntamiento quiere cambiar el nombre de una calle de algún miembro de la dictadura se vota en contra en el pleno, si se le lleva la contraria a un obispo se rompe España. Pero siempre desde la más profunda de las convicciones democráticas.
En el ayuntamiento todos somos demócratas desde siempre. Hay algunos concejales llevan en la sangre el servicio al pueblo, hasta el punto de que sus padres ya fueron ediles por el tercio sindical o el del entidades o el familiar y yo los he visto en fotos con una chaqueta blanca y una camisa azul, que entonces hasta uniforme de concejal había. Ellos no me han enseñado esas fotos pero en el archivo, estar, están.
La verdad es que no entiendo por qué se cabrean cuando se habla mal de Franco porque ellos no son franquistas ni falangistas que se sepa. En el ayuntamiento tampoco hay concejales de derechas, como mucho de centro, ni concejales rojos, que aquí se lleva como mucho ser progresista.
Cada cual tiene sus amigos y todos estamos al servicio de los ciudadanos. Unos sirven a los constructores, otros a los subvencionados, otros a los sindicatos, otros defienden a los que quieren un piso por la cara, otros quieren que no se vayan los emigrantes no sé si para que no suba el precio de la mano de obra o para decir le quitan el puesto de trabajo a los de aquí, también hay concejales que abrazan las ideas del clero y hay miembros del clero que abrazan concejales y hasta tenemos uno al que le falta un hervor pero se ha hecho con el área de cultura y lo mismo se le cura la tontería.Como verán tengo la suerte de prestar mis ideas y mis servicios en una institución ejemplar. Lo de prestar es un decir porque, aunque poco, algo me pagan. Yo ya no sabría vivir sin dedicarme a la política. El otro día tomando unas cervezas con un compañero de mi antiguo trabajo me estuvo llorando sobre lo poco que se cobra y lo mal que está todo. Le prometí interesarme por la situación de su sector y después de conocer como están las cosas me reafirmo en la necesidad de seguir trabajando desde el ayuntamiento.

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